Reseña de The Smallest of entryways

Título: The Smallest of entryways

Autor: Cristen Hemingway Jaynes

Editorial:Editorial Madrilenian

Páginas: 116

Fecha de publicación: 2015

Precio: 11,95 €

The Smallest of Entryways es una colección de nueve relatos cortos de Cristen Hemingway Jaynes, la bisnieta del premio Nobel, Ernest Hemingway. Los relatos de esta colección dibujan en un primer momento, a una niña afectada sin poder hacer nada, y después, a medida que se convierte en adulto, moldeada por la dependencia alcohólica de su madre.

The Smallest of entryways es sido sin duda un libro de relatos que te muestra y te acerca a la realidad del alcoholismo con tal precisión que puedes sentir toda esa angustia e impotencia.

En los relatos predomina un narrador omnisciente, pero también podemos encontrar algunos relatos narrados en primera persona como: Deseo que estés aquí. Sin embargo ello no impide que el lector se sienta parte de la historia, ya que las descripciones tan hermosas y poéticas de Cristen consiguen que aquello que sienten los protagonistas de cada relato llegue a nuestra propia piel. Tanto, que ha conseguido conmoverme con algunas de sus historias, sobretodo porque es un libro muy intimista o incluso biográfico, donde la autora intenta plasmar todo lo que sufrió tanto en su niñez como ya en su adolescencia al tener que cuidar de su madre alcohólica. Te encuentras relatos en los que una niña pretende ser fuerte cuando su madre, presa de una depresión, comienza a beber y a descuidarla. Teniendo que soportar comentarios de las vecinas o de las amigas de su madre a la vez que echa de menos a su padre. Otros relatos donde el protagonista es el propio alcohólico sufriendo por el síndrome de abstinencia. Él mismo es consciente de todo lo que ha perdido por el alcohol, De alguna manera, ya no solo por los nombre que se repiten a veces, los relatos están conectados y llegas a pensar que es un grupo de conocidos o incluso familia.

Un dato a saber que la portada original del libro, la cual podemos encontrar en el último relato, es un retrato de la madre de Cristen.

Sinceramente yo me he sentido muy impotente, sobretodo en los relatos en los que era la niña la protagonista, el cómo intentaba ser aceptada y fuerte por su madre. Pero es porque sabes que todo eso lo padeció Cristen de alguna manera.

Mi puntuación para este libro es de un 7/10. Y como siempre os animo a leeros el libro y sacar vuestra propia opinión, la verdad es que rápido de leer y muy emotivo. Quiero también agradecer a la Editorial Madrilenian por hacerme llegar el ejemplar. El día 4 de Julio estuvo la autora firmando en Madrid, fue una lástima no poder asistir. Sin embargo, si alguno de vosotros fue me encantaría que me contarais vuestra experiencia.

«Entonces se acordó de cuando su hija y él jugaban a lanzarse el balón de fútbol americano, y de aquel día cuando la pequeña había puesto una tirita al balón porque se había rajado al engancharse con el manzano»

«Se respiraba calma; pero no el tipo de tranquilidad que transmite la nieve cuando lo cubre todo, sino la calma que emite la constancia rítmica de un bullicio silencioso.

Una lluvia ligera mojaba las calles y teñía las aceras de gris oscuro mientras caminaban…»

«Su existencia, a lo largo y ancho de la tierra no era, en apariencia, algo esencial como lo eran por ejemplo, los moteles. Sin embargo, la realidad de su existencia era lo único que les ayudaba a mantenerse en pie»

«Su madre colocó el plato delante de Lucille. Olía a flores silvestres. Su olor provenía de una bolsita en la que había metido flores que había recogido en la colina que se veía desde la carretera de entrada a su ciudad natal. Para ella ese olor era ya un símbolo que formaba parte de sus memorias; era el aroma que asociaba con la casa en la ladera de su bisabuela, con sus galletas, y con la costumbre de comer en la cocina.»

«París es siempre un lugar muy agradable porque incluso cuando ha llovido y llovido y llovido, sabes que la lluvia ha hecho algo en el ambiente. Tanto a la ciudad, como a su gente. Esa noche la lluvia había traído consigo una ligera neblina»